Los caucus de Iowa

¡Menudo pelotazo ha dado Donald Trump en los caucus de Iowa! No puedo llegar a entender como pueden ir y votar a una persona con más asuntos con la justicia que José Maria” El tempranillo” Pero bueno, así se las gastan en USA, «americanadas» que diría mi abuelo. El caso es que la primera prueba de fuego para los republicanos, que quieren llegar a la Casa Blanca en noviembre, se ha resuelto por un K.O. Casi absoluto a favor del señor del pelo raro. Ya se que Iowa no es uno de los estados importantes porque no aporta muchos representantes pero es el primero y eso anima a los que siguen.

Trump se ha llevado el 51% de los votos, casi nada. El segundo ha sido Ron DeSantis con el 21%, que debe andar llorando como la zarzamora por los rincones. Y la tercera, Nikkie Haley, la ex embajadora de Trump en la ONU, que no ha podido con su antiguo jefe. El caso es que las encuestas lo clavaron, igual porque no las hizo el CIS. Donald Trump sigue siendo el dueño del partido republicano. ¿Sorpresas? Supongo que no. Tenemos Trump para rato .

Y eso a pesar de que lo han juzgado por fraude fiscal, que ha animado a sus fans a asaltar el Capitolio vestidos de adefesios, guardado papeles confidenciales en el baño o  que ha intentado cambiar los resultados electorales de 2020.  Ya empiezo a pensar que tenía razón cuando dijo que aunque se liase a tiros por la Quinta Avenida no pasaría nada. Nada, ni siquiera los -25 grados que hacían en Iowa ha enfriado las cabezas de los que le han votado.

Pero la verdad es que si miras alrededor del mundo, estamos todos igual, medio chalados. Los ultras van cada vez más tomando protagonismo. Si, también aquí porque ya me dirás tu si lo del partido lechuga no es digno de estudio. En todas partes va creciendo el radicalismo igual como respuesta a la inestabilidad, las estrecheces y la incertidumbre, Es como siempre, si vemos que las aguas están revueltas y hay riesgo de naufragio todo cristo se aferra al que dice que tiene una balsa. La historia nos ha dado ejemplos a patadas, El mundo se está empezando a convertir en un avispero, Ucrania, el volcán durmiente de Taiwan, el genocidio de Gaza, el Mar Rojo que empieza a recibir la medicina que siempre  se gasta USA y su alter ego Reino Unido, la de los bombazos a troche y moche contra los hutíes, no vaya a ser que les fastidien el negocio de las mercancías  – Las bombas en Gaza no les importan pero si les tocas «el parné» ya se ponen serios-.  El asunto empieza a complicarse, la música suena fatal. Muchos  países que pueden empiezan a armarse, se anuncian desplazamientos de militares. Solo faltaba que allá por Reino Unido nos digan que si igual nos acercamos a una guerra gorda (bueno, dicen que han dicho porque en X hay bastantes trileros suelto) Aunque una cosa te diré, si vamos dejando el mundo en manos de verdaderos psicópatas vamos listos. Menos mal que cerca de 50 abogados de Sudáfrica preparan otra demanda contra los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido por complicidad en los crímenes de guerra de las fuerzas israelíes en el exterminio de Palestina. Parece que todavía queda alguien que cree que las cosas no se arreglan a bombazos.

Un mundo clon

El otro día tuve una pesadilla en la que aparecían un grupo enorme de turistas todos con las mismas Bermudas, las mismas camisetas estampadas haciendo fotos con el móvil y con la misma taza de café en la mano, algo así como tropecientos agentes Smith de Matrix pero con fotos sonrientes tirando monedas en la fontana de trevi, estirando la torre Eiffel, aguantando la torre de Pisa… . Me desperté horrorizado. A mi que siempre me ha gustado viajar, conocer lugares nuevos perderme entre las gentes me resulta traumático eso del turista «a lo japo» mil fotos, todas iguales, ante los mismos monumentos, sólo por dar envidia en Instagram al prójimo. Cada uno tiene sus aficiones y yo, personalmente, siempre me he considerado un ser inquieto, ir de aquí para allá, ver mundo, conocer otras realidades, otros paisajes, otras culturas… todo eso que enriquece el alma de las personas. Si, me gusta sentirme viajero, a ser posible un viajero que huye de los tours preestablecidos, de los que salen de la ruta turística para conocer justo ese lugar que no sale en los mapas, pero conserva su encanto.
Pero la verdad es que últimamente eso de cumplir los deseos de uno cada vez resulta más difícil. aunque la verdad es que últimamente me sumo a la canción aquella de “los payasos de la Tele” que decían aquello de “viajar es un placer que no suele suceder” … (si te la sabes es que ya tenemos una edad, resignación) pero entre que la cartera no está para achuchones y el presupuesto para viajes se va en el súper o que los enanos no dejan vivir, mal está el asunto, Pero ¿si te digo que la causa puede ser más terrible todavía? Vivimos unos tiempos en los que la diversidad está en vías de extinción, en la que ser diferente es difícil, muy difícil. Nos llevan de cabeza a un mundo triste, gris, uniforme en el que todo va a ser aséptico igual, aburrido, sin los colores y contrastes de las latitudes y longitudes que le dan alegría al trayecto y te invita a enriquecerte con realidades distintas a las que tu vives. Igual si respetásemos la diversidad, si viésemos de forma curiosa otras formas de ver la vida no seríamos como somos, no tendríamos el mundo hecho unos zorros, no existiría el ansia por masacrar al diferente o puede que hasta no votasemos según que opciones que nos acortan nuestro punto de mira.
¿Qué porqué vengo yo ahora diciendo todo esto? ¿Qué opinarías si un día aterrizas en Roma y no encuentras un lugar donde sentarte y tomarte un buen café que no sea un Starbucks? O si te acercas a la Piazza della Signoria, en Florencia, y la foto te la fastidia el que la pizzería que vitaste la última vez se ha transformado en un Pizza Hut? ¿O que enfrente del Arco de triunfo en París lo más posible es que sólo puedas comer un Big Mac? Es lo que nos sucede, vivimos uniformados en un mundo de attrezzo donde te puedes comprar el mismo suéter en la esquina de tu casa que en Tokio, la cadena de tiendas es la misma, la comida es la misma, todo es lo mismo, ya no existe el sabor característico de un lugar, ese olor que te transporta a unas vivencias que solo tú puedes revivir.
Van a conseguir que perdamos nuestra esencia, que acabemos todos viviendo una vida clónica, un pensamiento de franquicia en el que nada sea propio, en el que perdamos nuestra cultura y adoptemos una vida robótica, todos con las mismas apariencias, sin que nada nos distinga. ¿Exagerado? Vamos por ese camino, puede que nos lleven por ese camino por una senda que nos lleve a un mundo gris. Puede que todavía estemos a tiempo, pero para eso deberíamos ser lo suficientemente atrevidos para ser nosotros mismos, para salir de la concha y descubrir nuevas culturas, para enriquecer nuestro espíritu y no acabar siendo una pieza más de un mundo pret a porter