El ejército de Pinocho

PANCARTA MENTIRAS[9]

Al parecer eso de que si mientes te crece la napia no está del todo desencaminado. Según estudios científicos, al decir una mentira se te hincha un pelín el tejido de la nariz, vamos, que como a Pinocho, te crece la nariz.

Eso es un gran problema entre la mayoría de nuestros políticos ya que a este paso, las fotos pinochode las propagandas electorales se van a parecer a aquello de Quevedo dedicado a Góngora, (también era mala leche) de “Erase un hombre a una nariz pegado”. Hemos llegado a unos niveles de mentira que superan la decencia humana, el nivel de la Trola roza el tamaño de la Vía Láctea. Su jeta no tiene límites y claro, sus apéndices nasales se resienten por necesidad, aunque parezca práctico para llevar gafas.

Que un político nos mienta es algo que, por desgracia, tenemos asumido. Pero, cuando llegan a la Moncloa se envalentonan. Está visto que la mentira en esos círculos debe ser como comer pipas, nunca puedes parar y cada vez necesitas más.

Tenemos ejemplos de verdaderos maestros de la trola. El Ministro de Hacienda, Sr Montoro y sus “ajustes fiscales”, el de energía que ahora pretende que paguemos la luz según el precio del KW en cada momento del día, con contadores “listos”, obligándonos a comprar a ciegas, sin garantías. Visto el hambre de las eléctricas y de nuestro gobierno mismo, el sablazo inmisericorde está sembrado.

El que merece mención aparte es Fernández Diaz, el devoto ministro teresiano de Interior, capitán de un batallón de narizotas que intentan esconder la indecencia que supone disparar pelotas a seres humanos, indefensos en el agua, diciendo que nos protegen de un peligro de invasión a lo alien.mars-attacks Visto esto, casi que prefiero que me defiendan de ellos mismos. En este caso la mentira es un hecho intolerable porque ignorándola estaremos siendo cómplices morales de la muerte de otros 15 más (no sabemos cuántos han habido anteriormente y se silenciaron). Si no se exigen responsabilidades incluso penales y nos contentamos con una más que improbable dimisión del director General de la Guardia Civil, D. Arsenio Fernández de Mesa, y del delegado del Gobierno en Ceuta, estaremos consintiendo las mentiras y amenazas de querellas del primero de ellos que exige respeto hacia los “pilotaris”. Ahora que al parecer ha admitido que desconocía la verdad, sería lo propio que nos querellásemos contra él, puede que unos cuantos millones de citaciones le hiciesen bajar su altanería. Aunque si nuestro Estado funcionase correctamente, ya se habrían abierto diligencias para que los responsables fuesen castigados judicialmente en lugar de permitir comentarios como los del presidente de Melilla ayer ‘Si la Guardia Civil no puede actuar, pongamos azafatas en la frontera’.

Eso sí, el general de este ejército de Pinochos continúa oculto tras los plasmas, desaparecido. Sólo sabemos de él cuando usa su dedo mágico para elegir candidatos en Andalucía o para soltarnos cualquier otra trola, como que “estamos en el buen camino” de la recuperación y “si eso, pues tal…”

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